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- Correlación de los derechos de emisión de carbono con la renta variable europea
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¿Deberían tener las empresas libertad para contaminar todo lo que quisieran? Pregunta a cualquier economista y la respuesta será un rotundo no. Las empresas deben hacer frente a un precio del carbono que incluya plenamente el coste social de su comportamiento. En Europa, al menos, eso ha significado poner en marcha políticas ambiciosas para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones. Este tipo de propuestas para hacer frente al cambio climático siguen siendo controvertidas entre los responsables políticos de EE.UU., aunque California y varios otros estados de EE.UU. operan sus propios mercados de carbono.[1] Aun así, Europa ofrece un caso de prueba fascinante sobre cómo los impuestos sobre el carbono y los mercados de carbono utilizan las fuerzas del mercado para llevar a reasignar los recursos en la sociedad con el fin de reducir la contaminación.
Actualmente existen 73 políticas de impuestos y mercados de carbono en todo el mundo, que crean un precio que anima a las empresas a reducir sus emisiones. Tales políticas cubren en torno al 23% de las emisiones mundiales, un aumento significativo respecto a hace diez años, cuando sólo el 7% de las emisiones se enfrentaban a un precio del carbono. Sin embargo, en la mayoría de estas políticas, el precio del carbono es demasiado bajo para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones.[2] Ampliar la cobertura y la fuerza de las políticas de precios del carbono es un objetivo apoyado por muchas empresas e inversores.
Creciente correlación entre los derechos de emisión de carbono de la UE y la renta variable europea
Fuentes: Bloomberg Finance L.P., MSCI, DWS Investment GmbH a 11/7/23
El mayor y más exitoso mercado de carbono se encuentra en Europa, donde la normativa obliga a las grandes empresas a poseer un "derecho de emisión de la UE" o permiso por cada tonelada de emisiones.[3] Como Europa pretende reducir las emisiones, cada año hay menos derechos disponibles. Las empresas deben comprar derechos a otras empresas si quieren ampliar su negocio y no enfrentarse a fuertes sanciones. A medida que los responsables políticos han ido reforzando las normas del mercado del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (RCDE), el precio de los derechos de emisión de la UE ha ido subiendo hasta alcanzar los 100 euros en marzo de 2023.
El crecimiento del mercado del RCDE ha llamado la atención de los inversores, convirtiendo el carbono en una nueva clase de activos. Nuestro Gráfico de la Semana muestra que las correlaciones de los derechos de emisión de carbono de la UE con la renta variable europea (medida por el índice MSCI European Union) se han estrechado con el tiempo. El RCCDE obliga a las compañías eléctricas, energéticas y grandes empresas industriales europeas a reducir sus emisiones. Con la reforma y el fortalecimiento del mercado que se ha producido sobre todo después de 2020, la correlación con los índices que cubren las empresas europeas, así como las empresas industriales y de servicios públicos de energía ha crecido. Volveremos sobre los mecanismos causales precisos en futuras publicaciones, pero por ahora, fíjense en otra característica de nuestro gráfico. "Las correlaciones son a veces positivas, a veces negativas, lo que pone de relieve el potencial de los derechos de emisión de carbono para actuar como diversificadores de cartera y para cubrir los riesgos del precio del carbono de la renta variable", argumenta Murray Birt, especialista sénior en estrategia ESG de DWS. "Los inversores deben prestar más atención al mercado de carbono de la UE como oportunidad de inversión, factor de riesgo y como política para acelerar la reducción de emisiones".
El informe oficial de la UE también concluye que el RCDE está funcionando según lo previsto. El RCDE ha contribuido a reducir las emisiones de los generadores de electricidad y la industria un 37% por debajo de los niveles de 2005. El mercado ha ayudado a los gobiernos a recaudar 125.000 millones de euros mediante la subasta de derechos de emisión a las empresas eléctricas. Los países han utilizado estos ingresos para acelerar la transición hacia una energía con bajas emisiones de carbono y para proteger a los consumidores.[4] Un próximo informe de DSM actualizará los estudios anteriores sobre el mercado de carbono de la UE. Por ejemplo, también constatamos que la volatilidad del precio del carbono ha seguido disminuyendo, a medida que el mercado maduraba. Por supuesto, hay que tener mucho cuidado a la hora de interpretar las pautas de los datos del pasado cuando se extraen conclusiones para el futuro, sobre todo cuando los mecanismos causales son algo turbios.[5] Aun así, las experiencias de Europa con los derechos de emisión de carbono ofrecen buenas perspectivas, no sólo para los responsables políticos estadounidenses e internacionales, sino también para los inversores mundiales.