05.05.2021 Sostenibilidad

¿Papel o plástico? Una elección difícil

No se puede dejar atrás el plástico si se quiere que la comida esté bien envasada. No obstante, tanto el papel como los nuevos materiales de envasado desempeñarán un papel clave en el futuro.

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A la hora de hacer la compra, es posible que a algunos clientes se les olviden las bolsas reutilizables para comprar frutas y verduras y se encuentren con que, en las tiendas, los envases son de plástico. ¿Por qué los productores no entienden que los consumidores prefieren los envases de cartón?

Sí lo entienden, pero en ocasiones la elección entre papel y plástico no es tan sencilla, pues no solo se trata de tener en cuenta el tipo y la cantidad de los restos de envases, sino también el hecho de que los alimentos tienen una vida útil más corta si están envasados en papel o cartón. Así, por ejemplo, las verduras se arrugan más rápido porque los envases de cartón no frenan la humedad tan bien como los envoltorios de plástico, y la fruta se estropea antes si se transporta con menor protección. Por ello, si los productos frescos se estropean antes en papel, el resultado es que se reduce el plástico pero, en contraposición, se incrementan los residuos alimentarios. 

Cada individuo tira 17 kilos de papel, cartón y cajas de cartón cada año  

De acuerdo con la Unión para la Conservación de la Naturaleza y la Biodiversidad, en 2019 el 55% de la fruta se vendió previamente envasada en supermercados o mercados semanales. En el caso de las verduras, esta cifra es del 67%. Estos volúmenes suponen en torno a 17 kilogramos de desperdicio en envases de papel cartón al año y por cada ciudadano alemán. En un mundo con unos recursos cada vez más escasos y con una sociedad cada vez más consciente de los desechos, solo los fabricantes de envases que diseñen envases más sostenibles de papel y plástico podrán sobrevivir en el futuro.

Esto incluye, por ejemplo, la producción de productos de papel y cartón de la máxima calidad posible. Así, y por un lado, estos productos deben reutilizar una proporción significativa de elementos reciclado recicladas mientras que, por otro lado, deben ser capaces de pasar la evaluación de los consumidores en términos de apariencia y funcionalidad.

Los envases de plástico pueden hacerse más ligeros para ahorrar materias primas y además, y después de todo, hay muchas comidas que pueden ofrecerse en envases flexibles en vez de en otros más rígidos. Del mismo modo, el envasado en plástico también se vuelve más sostenible si permanece sin mezclar: esto significa que se puede integrar fácilmente en una economía circular y reciclarse en nuevos envases de plástico, que pueden volver a ser utilizados de nuevo para el mismo tipo de alimentos.

Los nuevos materiales de envasado proceden de los desechos industriales

También se puede generar un menor consumo de materias primas si se incrementa, de forma continua, la proporción de material reciclado. Un ejemplo de este hecho es la iniciativa “New Plastics Economy Global Commitment” (compromiso global de la nueva economía del plástico), que trabaja de forma conjunta con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Los comerciantes y fabricantes de envases que son miembros de esta alianza se han comprometido a alcanzar un 25% de tasa de reciclado para los envases de plástico de cara a 2025 -un aumento diez veces superior a la tasa actual-. 1

No obstante, el futuro también estará relacionado con desarrollar nuevos materiales de envasado, por ejemplo, a partir de productos de desecho derivados de los procesos de producción industriales. Actualmente, los fabricantes de papel están buscando formas de extraer el biopolímero lignina del licor negro, un subproducto de la producción de celulosa. Este material universal, basado en las plantas, puede utilizarse, por ejemplo, para producir la vainilla aromatizante, una sustancia protectora de los rayos UV para la protección solar, e incluso para los nuevos tipos de envases.

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