14.06.2023 CIO View

Poco crecimiento, mucha incertidumbre, rentabilidades aceptables

En un horizonte de doce meses, esperamos unas rentabilidades globales aceptables en muchas clases de activos, a pesar del escaso crecimiento económico y de la persistente inflación.

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" Los próximos doce meses no pintan mal para los inversores. Esperamos rentabilidades reales positivas modestas en varias clases de activos. Pero hay un margen inusualmente amplio para sorpresas tanto al alza como a la baja en un entorno económico muy poco habitual.

Björn Jesch Chief Investment Officer

Parece probable un movimiento lateral poco alentador. La valoración positiva o negativa dependerá de las expectativas de cada uno.

Las perspectivas no son ni alentadoras ni sombrías. Parece probable un movimiento lateral poco estimulante. La valoración positiva o negativa dependerá de las expectativas de cada uno. En el lado positivo, la desaceleración en Europa y EE.UU. será probablemente leve, en nuestra opinión. Menos positivas son las perspectivas para el posterior repunte, que también se prevé moderado. A escala mundial, esperamos un crecimiento del 2,8% para el año en curso y del 3,0% para el año que viene. Para la Eurozona, EE.UU. y Japón, la cifra en 2024 será probablemente inferior al 1%, y por tanto bastante débil.

Preveíamos un panorama económico igualmente anémico entre 2015 y 2020. Por aquel entonces lo llamábamos el "ciclo de la tortuga", pero ser una tortuga no era poco atractivo desde el punto de vista del inversor. No había riesgo de recalentamiento y los bajos tipos de interés beneficiaban a la mayoría de las clases de activos. La situación actual es muy distinta. Aunque esperamos que las tasas de inflación desciendan -hasta el 4,3% y el 2,5% en EE.UU. en 2023 y 2024, respectivamente, y hasta el 5,7% y el 2,5% en la Eurozona durante el mismo periodo [1]- la inflación se mantendrá por encima del objetivo del 2% de los bancos centrales en 2024, lo que impedirá que los bancos centrales echen una mano tan generosa a los mercados, o incluso a la economía, como en el pasado. Otra diferencia es que los banqueros centrales y los inversores actuales carecen de experiencia en la economía a la que se enfrentan ahora, acosada tanto por una inflación como por unos tipos de interés elevados y que, sin embargo, se enfría muy lentamente, debido sobre todo a unos mercados laborales atípicamente fuertes.

No es de extrañar, por tanto, que los mercados de renta fija, reacios a la inflación, estén mucho más inquietos que los de renta variable [2]. ¿Dominará la inflación o el crecimiento dentro de doce meses? ¿O superarán las economías europea y estadounidense los próximos uno o dos años sin mayores daños?

Estas hipótesis también determinan si cabe esperar una inclinación o un aplanamiento de la curva de rendimientos. En consonancia con nuestras perspectivas macroeconómicas, suponemos que la inversión de la curva de rendimientos llegará a su fin, con un aumento de los tipos de interés en el tramo largo. Esto significa que los bonos del Estado con vencimientos más cortos siguen siendo atractivos. En el caso de las empresas, los bonos high yield son los más atractivos en este escenario, ya que podrían rendir un 6% en Europa y un 7,5% en EE.UU., aunque nuestra preferencia es por Europa, ya que aquí la calidad crediticia es más alta.

Esto, a su vez, también pone de relieve el dilema de la renta variable. Esperamos rentabilidades de un dígito medio durante los próximos 12 meses, pero estas rentabilidades procederán en gran medida de los dividendos. En nuestra opinión, el débil crecimiento económico, los rendimientos relativamente altos de los bonos, los márgenes de beneficios relativamente elevados y las valoraciones comparativamente altas limitan el potencial alcista de la renta variable. Sin embargo, han vuelto a demostrar su idoneidad para un entorno de inflación elevada. Además, ofrecen la oportunidad de participar en la innovación, como vuelve a demostrar ahora la inteligencia artificial. Nos gustan las pequeñas y medianas empresas europeas, ya que aún tienen que recuperar terreno y ofrecen grandes nichos de mercado, así como el sector global de las telecomunicaciones.

Esperamos que la oferta de petróleo sea suficiente para satisfacer un crecimiento moderado de la demanda en los próximos 12 meses y, por tanto, vemos que el petróleo sólo subirá a 85 dólares el barril de Brent dentro de doce meses. El oro debería seguir beneficiándose de las tensiones geopolíticas, de un pronto repunte de los tipos de interés y de nuevas compras de los bancos centrales, por lo que nuestro objetivo es de 2.200 dólares la onza.

Nuestras perspectivas generales no son más que ligeramente optimistas. Pero, en nuestra opinión, los inversores aún pueden elegir entre varias clases de activos que probablemente ofrezcan rentabilidades positivas, y posicionarse bien ante distintos escenarios económicos y de mercado.

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1. Desde más del 8% en 2022

2. Tal como se expresa en los índices de volatilidad del S&P 500 (Vix) y de los bonos del Tesoro estadounidense (Move)

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