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- Cómo y por qué vuelve a importar «el dinero»
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Una de las grandes alegrías del pensamiento económico es que, a largo plazo, la mayoría de las «viejas» ideas vuelven a resurgir. Pensemos, por ejemplo, en los agregados monetarios: en los 1970 y 1980, parecían ser el santo grial de los pronósticos económicos, pero han ido perdiendo glamour entre los economistas desde entonces. La relación entre demasiado dinero para muy pocos bienes y aumentos generales de precios es intuitiva. Por desgracia, también es bastante inestable[1].
Por el contrario, quienes operan en los mercados financieros, sobre todo en los márgenes, nunca perdieron la fe en la capacidad de los agregados monetarios para explicar los movimientos del mercado. Nuestro Gráfico de la Semana ilustra por qué y los peligros que encierra esta forma de pensar. El gráfico compara cómo han evolucionado los precios de las bolsas de mercados desarrollados, representadas por el índice MSCI World, frente a dos medidas del crecimiento interanual de la masa monetaria mundial M2, una que incluye a China y otra que no. A primera vista, parece que las rentabilidades bursátiles se han movido en paralelo a la cantidad de dinero que había en el mundo, por lo que es lógico que quienes viven de hacer previsiones económicas sigan muy de cerca la oferta monetaria.
Sin embargo, si analizamos los datos más en detalle, resulta difícil saber qué curva influye en la(s) otra(s). Además, la curva que incluye la masa monetaria de China suele coincidir mejor con la evolución del índice, lo que resulta paradójico porque el MSCI World no incluye acciones chinas. China depende en gran medida de controles de capital que probablemente han sido más difíciles de eludir en los últimos años a causa de las restricciones de viaje ligadas a la pandemia[2]. Para llegar a compensar la menguante oferta monetaria en el resto del mundo, haría falta que un altísimo número de turistas chinos sacasen sus ahorros del país.
Las cotizaciones de las acciones globales parecen moverse en paralelo a la oferta monetaria mundial. ¿Y qué?
Fuentes: Bloomberg Finance L.P., DWS Investment GmbH a 21/2/2023.
Encontrar correlaciones que «funcionaron» en el pasado es fácil, sobre todo con algo como la oferta monetaria mundial, que nos permite escoger qué medida encaja mejor con el periodo analizado. Sin embargo, no es buena idea fiarse de estas correlaciones sin entender claramente sus mecanismos causales y sin evaluar cómo y por qué podrían volver a funcionar (o no) en el futuro.
«Aun así, en algunas de las principales economías, siempre hemos seguido muy de cerca la evolución de los agregados monetarios para realizar nuestras previsiones de inflación, incluso cuando no estaba de moda hacerlo», explica Johannes Müller, responsable de Análisis Macro en DWS. «De esta forma, pudimos detectar valiosos indicios de que la inflación podría ser menos transitoria de lo que se esperaba». Como revela un informe reciente del Banco de Pagos Internacionales, los países que han experimentado un crecimiento monetario más fuerte también han registrado una inflación significativamente más alta en los últimos años[3].
Esto confirma nuestra tesis de que, si se analizan cuidadosamente, incluir los agregados monetarios en las previsiones de inflación puede mejorar su precisión. Pero también subraya que fiarse de cómo evoluciona «el dinero» para pronosticar los movimientos del mercado es mucho más complicado de lo que parece. Desde nuestro punto de vista, los mercados mundiales de renta variable ya han puesto en precio gran parte de las mejoras que han experimentado los datos fundamentales, como la caída, relativamente rápida, de las tasas de inflación. No obstante, la rapidez de estas caídas sigue siendo objeto de debate, sobre todo si le echamos un vistazo a los diversos agregados monetarios mundiales.