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- Transformación europea: por fin, Europa se renueva
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Más vale tarde que nunca. Como venimos sosteniendo desde hace tiempo, las economías europeas necesitan urgentemente una renovación [1]. Si se hace correctamente, el cambio hacia la digitalización y las energías renovables tiene el potencial de transformar las perspectivas de Europa, de hecho ya se han visto progresos importantes en el extremo noreste del continente. En otros lugares, ha sido necesaria la guerra contra Ucrania y la consiguiente crisis del coste de la vida para poner de manifiesto la urgencia de reducir las dependencias externas y construir economías sostenibles.
Si los europeos desean asegurar su elevado nivel de vida actual y sentar las bases de la prosperidad futura, será necesario realizar importantes inversiones, lo que creará oportunidades para los inversores privados. Para 2030, la Unión Europea (UE) se ha fijado un objetivo de energías renovables del 45% [2] (antes era del 40%). Además, la UE se centra en el aumento de la eficiencia energética, ya que, en Europa, como en otros continentes, gran parte de la energía que se produce se desperdicia. En 2021, el consumo final fue de aproximadamente el 70% del consumo de energía primaria, incluyendo todos los usos de la energía, lo que implica una pérdida de energía a lo largo de la cadena de valor de alrededor del 30% [3]. Esto sugiere un importante potencial de mejora de la eficiencia en el transporte, la distribución y el suministro de energía.
Europa: Déficit de inversión en clima y digitalización
Fuente: Documento de trabajo de los servicios de la Comisión Europea, "Identifying Europe's recovery needs and Climate" a 27/5/20
Los objetivos políticos dan una idea de los desafíos y oportunidades que se avecinan, en el contexto de unas perspectivas bastante matizadas para las infraestructuras mundiales.
Los europeos están a punto de aprovechar su oportunidad e invertir juntos en el cambio. Suponemos que esa voluntad continuará en los próximos años. Pero no sólo su fuerza de voluntad nos pone de buen humor. En las sociedades democráticas, pueden ser necesarias tanto las crisis como los acontecimientos electorales para eliminar los bloqueos. Al reajustar los objetivos, los próximos meses deberían ofrecer buenos puntos de entrada para invertir en activos de infraestructuras digitales y energéticas. Como muestra el gráfico, las inversiones privadas en infraestructuras críticas son necesarias junto con el dinero público para colmar la brecha de casi 600.000 millones de euros anuales sólo en Europa.
Con las próximas elecciones europeas a la vista en 2024, el tiempo apremia y no se puede descartar que cambien los vientos políticos a escala europea. Otra cuestión abierta es cómo se traducirán los elevados objetivos a nivel local, una vez que pase la sensación de crisis; especialmente en países federales, como Alemania. Si los europeos saben aprovechar esta oportunidad, los beneficios podrían ser considerables.
La digitalización en el sector energético significa que los flujos de energía pueden analizarse y medirse en tiempo real, lo que teóricamente se traduce en un despilfarro energético cero.
Unas economías energéticas más descentralizadas pueden permitir una mayor dependencia de las energías renovables. Las nuevas tecnologías innovadoras también podrían revitalizar el sector exportador europeo. Desde contadores inteligentes para registrar el consumo de energía y sensores que recojan información sobre el estado de la red de transporte de electricidad, hasta el hidrógeno y los habilitadores digitales, como las redes de fibra óptica y los centros de datos eficientes desde el punto de vista energético y económico, hay muchas oportunidades entre las que elegir cuidadosamente.