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- Cambiar el flujo de la financiación mundial en la lucha contra el cambio climático
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El nombramiento del recién anunciado presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, experto en finanzas y desarrollo nacido en la India y antiguo consejero delegado de Mastercard, ofrece una nueva oportunidad para abordar los retos mundiales que afectan directamente a la misión primordial del Banco Mundial de acabar con la pobreza extrema. La puesta en marcha de reformas [1] largamente reclamadas que sitúan el cambio climático en el centro de la estrategia de préstamo de la organización para los paÃses de ingresos medios y bajos y la promoción de disposiciones de primera pérdida del sector público para atraer capital del sector privado pueden anunciar un cambio de enfoque, ya que las operaciones de financiación del Grupo del Banco Mundial se alinean con los objetivos del Acuerdo de ParÃs sobre el Clima.
Los 10 países con mayores emisiones de CO2 de la EMDE, que representan dos tercios de las emisiones totales de la EMDE, recibieron solo el 25 % de la financiación total de mitigación entre 2016 y 2020.
Las economÃas de mercado emergentes y en desarrollo (EMDE) son fundamentales para cumplir los compromisos establecidos en el Acuerdo de ParÃs. Estos paÃses, entre los que destacan China e India, han sido responsables de más del 95% del aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en la última década [2] y serán la fuente del 98% del crecimiento de la población mundial a finales de esta década [3].
Sin embargo, estos paÃses siguen luchando por atraer suficiente financiación para el clima. Por ejemplo, la inversión per cápita en energÃas limpias en los EMDE (excluida China) es menos de una décima parte de la que se realiza en las economÃas avanzadas [4]. Además, los 10 paÃses con mayores emisiones de CO2 de la EMDE, que representan dos tercios de las emisiones totales de la EMDE, recibieron solo el 25 % de la financiación total para la mitigación entre 2016 y 2020 [5]. Lamentablemente, esto significa que sus intentos de mitigar el cambio climático y adaptarse a él no avanzan con la rapidez y la eficacia que deberÃan.
Se ha calculado que, para mitigar los efectos del cambio climático y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, los flujos anuales de financiación mundial para el clima deben pasar de unos 850.000 millones de dólares en 2021 a entre 4,3 y 9,3 billones de dólares en 2030 para evitar los peores efectos del cambio climático [[Iniciativa de PolÃtica Climática (octubre de 2022). Panorama mundial de la financiación para el clima: Una década de datos]]. Estas cifras son grandes, pero para ponerlas en perspectiva, el objetivo más bajo de 4,3 billones de dólares equivale a tan solo el 4% del PIB mundial o el 6% de los activos combinados bajo gestión de los signatarios de la Alianza Net Zero de Propietarios de Activos y la iniciativa Net Zero de Gestores de Activos [6]. En el caso de los paÃses emergentes y en vÃas de desarrollo, las inversiones en infraestructuras energéticas por sà solas deben ascender al menos a 1 billón de dólares para 2030, lo que significa que es necesario un aumento significativo de las inversiones, especialmente en los mercados emergentes fuera de China. Esperamos que el nuevo presidente del Banco Mundial sitúe este asunto en el centro de su agenda.
Sin embargo, es necesario adoptar medidas adicionales, ya que, con el aumento de los flujos de inversión hacia valores ASG de mayor calificación, los emisores de los mercados emergentes se encuentran a menudo en desventaja, ya que las puntuaciones ASG más bajas en los mercados emergentes suelen dar lugar a asignaciones más bajas en los fondos especÃficos ASG. Esto significa que es necesario tomar medidas para mejorar el entorno de la financiación climática, atraer capital del sector privado y cerrar la brecha de financiación de las inversiones.
Para evitar los peores efectos del cambio climático, los flujos anuales de financiación mundial de la lucha contra el cambio climático deben aumentar de los 850.000 millones de dólares estimados en 2021 a entre 4,3 y 9,3 billones de dólares en 2030.
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Estas acciones pueden incluir, por ejemplo
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- Mejorar los datos, la información y las taxonomÃas sobre el clima en los mercados emergentes.
- Utilizar los balances del sector público para ayudar a reducir el riesgo de las inversiones del sector privado.
- Eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles e introducir un precio adecuado para el carbono.
Un buen ejemplo de cómo pueden funcionar en la práctica las asociaciones público-privadas es la "Indonesia Just Energy Transition Partnership" (ETP), que culminó en 2022 los esfuerzos para impulsar la transición energética limpia del paÃs.
La asociación entre algunos paÃses del G20 e instituciones financieras del sector privado pretende movilizar 20.000 millones de dólares iniciales en financiación pública y privada a lo largo de un periodo de tres a cinco años con el objetivo de alcanzar un máximo en las emisiones del sector eléctrico para 2030 y aumentar la cuota de generación de energÃa renovable hasta al menos el 34% de toda la generación eléctrica durante el mismo periodo [7]. Para los inversores, estas asociaciones pueden contribuir a mejorar el perfil de riesgo-rentabilidad de las inversiones en los mercados emergentes, ya que el sector público proporciona provisiones de primera pérdida.