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- Potenciar la financiación contra el cambio climático para mercados emergentes
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Los mercados emergentes y las economías en desarrollo (MEED) son cruciales para reducir los gases de efecto invernadero (GEI) al nivel necesario para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Estos países –principalmente China y la India– son responsables de más del 95% del incremento que han registrado las emisiones de GEI en la última década[1] y, además, serán el origen del 98% del crecimiento de la población mundial al final de esta década[2].
Nuestro Gráfico de la Semana resume un reciente informe[3] elaborado por DWS que pone de relieve la magnitud del trabajo por hacer para que los MEED puedan atraer financiación para combatir el cambio climático. Por ejemplo, la inversión per cápita en energías limpias en los MEED, excluida China, es menos de una décima parte la de las economías desarrolladas[4]. Además, los diez países de MEED con las emisiones de CO2 más altas concentran dos tercios del total de emisiones de este grupo, pero solo recibieron una cuarta parte de la financiación total para mitigar los efectos en estos países entre 2016 y 2020[5]. Como resultado, sus esfuerzos para adaptarse al cambio climático y mitigar sus efectos no están progresando todo lo rápido ni tan eficientemente como deberían.
En muchos mercados emergentes, la inversión per cápita en energías limpias se ha quedado rezagada
Sin embargo, el nombramiento de Ajay Banga como presidente del Banco Mundial representa una oportunidad para poner el cambio climático en el centro de la estrategia del organismo internacional para financiar a países de rentas medias y bajas[6]. Por ejemplo, usar el balance de los bancos multilaterales de desarrollo para proporcionar protección frente a la primera pérdida podría ayudar a estimular la inversión privada. Además, muchos mercados emergentes requieren que se condone parte de su deuda al tiempo que deben abordar la lucha contra el cambio climático. Una solución podría consistir en conceder subvenciones o préstamos en condiciones favorables para el desarrollo de proyectos de energía renovable a los países que más los necesiten.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), la inversión anual en infraestructuras energéticas en los MEED (excluida China) tendría que alcanzar, como mínimo, un billón de dólares en 2030 para mitigar los efectos del cambio climático y reducir las emisiones de GEI[7].
En resumen, las reformas en el seno del Banco Mundial podrían convertir en prioritaria la cuestión de la financiación contra el cambio climático para mercados emergentes, alineando así la estrategia de financiación del organismo internacional con los crecientes compromisos para alcanzar las cero emisiones netas por parte de países en desarrollo. Pero, también, podrían ayudar a potenciar la financiación privada contra el cambio climático, que se ha convertido en un parámetro clave para medir el progreso en este ámbito.