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Cumbre Mundial sobre el Clima 2022: más trabajo por delante para la COP28
Es innegable que la conferencia mundial sobre el clima COP27 celebrada el año pasado en Sharm El-Sheikh (Egipto) en noviembre de 2022, no cumplió con muchas de las expectativas. Al igual que en su predecesora, la COP26 de Glasgow (Escocia), las negociaciones en torno al objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y cumplir el objetivo de 1,5 grados del Acuerdo de París sobre el clima resultaron difíciles. Tampoco se cumplieron las esperanzas de que los participantes en la COP27 asumieran compromisos voluntarios claramente especificados para eliminar progresivamente el uso de carbón, petróleo, gas y otros combustibles fósiles.
Finalmente, la conferencia estuvo dominada por un fondo internacional para reparar los daños climáticos, que los países en desarrollo en particular llevan tiempo reclamando. Este fondo para pérdidas y daños pretende compensar sobre todo a los países más pobres por los costes derivados del cambio climático, como la subida del nivel del mar o la destrucción irreversible de los ecosistemas.
Mientras tanto, la COP27 también demostró que la financiación para mitigar los impactos del cambio climático sólo puede mejorarse si se llevan a cabo reformas para agilizar las negociaciones de la COP, así como los mandatos de instituciones financieras públicas como el Banco Mundial.
Resultados en detalle:
Ayuda financiera para los países en desarrollo más afectados.
La creación de un "Fondo para pérdidas y daños" en la declaración final, destinado a compensar a los distintos países por los daños climáticos, es un éxito para los países en desarrollo. Estos han argumentado en repetidas ocasiones que a menudo se encuentran entre los menos responsables del cambio climático, pero suelen tener que soportar las consecuencias más graves. El fondo es un paso crucial para hacer frente a los crecientes riesgos asociados a fenómenos meteorológicos extremos, visibles recientemente, por ejemplo, en las inundaciones extremas de Pakistán[1]. Sin embargo, aún no se ha aclarado acorde a qué criterios compensará el fondo y, lo que es más importante, cuánto aportarán los países donantes. Aunque se ha dado un primer paso con las promesas de Canadá, Nueva Zelanda y la UE[2], es de esperar que en el transcurso de 2023 haya más certidumbre sobre la naturaleza operativa del fondo y los compromisos de capital, lo que permitirá volver a centrar los debates de la próxima cumbre sobre el clima -la COP28 de Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos- en las cuestiones principales, como el establecimiento de objetivos más ambiciosos para reducir los gases de efecto invernadero.
Además, la financiación climática proporcionada y movilizada por los países desarrollados a los países en desarrollo sigue siendo demasiado baja. Por ejemplo, es probable que el objetivo de alcanzar los 100.000 millones de dólares anuales de financiación climática para 2020 no se alcance hasta 2023, es decir, con tres años de retraso. Y en la situación actual, el déficit de financiación para el clima asciende a unos 17.000 millones de dólares. Por lo tanto, la COP28 de Dubai proporcionará un informe de situación sobre si se han cumplido estos requisitos de financiación.
Eliminación de las barreras para los inversores privados
Otro tema clave de las negociaciones de la COP27 fue la mejora de los incentivos a la inversión del sector privado para mitigar el cambio climático. Las propuestas para reformar el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como las medidas para liberar los fondos de los bancos multilaterales de desarrollo de forma más rápida y fructífera son bienvenidas, ya que iniciativas como las disposiciones sobre primeras pérdidas del sector público pueden ayudar a atraer capital del sector privado. En la COP27, por ejemplo, se propuso que las instituciones financieras supranacionales como el Banco Mundial hicieran del cambio climático un criterio fijo de su estrategia de préstamos y pudieran cubrir los riesgos de los tipos de cambio y de los proyectos individuales, por ejemplo. Hasta ahora, estas cuestiones han disuadido a los inversores privados de invertir en medidas para mitigar el cambio climático. La COP28 será otra oportunidad para retomar este debate[3].
Reducir las emisiones de alcance 3 a través de las cadenas de suministro
Las empresas internacionales reconocen cada vez más que sus cadenas de suministro pueden ser responsables de hasta el 80% de su impacto climático. De esta manera, las multinacionales estadounidenses, en particular, están tomando medidas para reducir sus emisiones indirectas de CO2 que se producen a lo largo de su cadena de valor, las llamadas emisiones de alcance 3. Por ello, las soluciones a este problema, pero también la notificación de las emisiones, se están convirtiendo cada vez más en el centro de atención de los inversores para prestar a las empresas un apoyo específico. El Consejo Internacional de Normas de Sostenibilidad (ISSB, por sus siglas en inglés), creado en la COP26, lanzó recientemente una iniciativa para que la medición, la evaluación y la notificación de las emisiones climáticas de las empresas sean más transparentes y comparables, y se espera que en la COP28 se siga avanzando en este sentido[4].
Seguridad alimentaria
También son necesarios mayores esfuerzos para reducir la inseguridad alimentaria. Al fin y al cabo, el clima, el uso del agua y la agricultura están interrelacionados. Hasta ahora, este tema no ha sido un punto central de debate en las pasadas cumbres de la ONU sobre el clima. Sin embargo, la agricultura es responsable de al menos el 24% de todos los gases de efecto invernadero[5] y también es extremadamente vulnerable a los efectos del cambio climático, ya sea por inundaciones o sequías[6]. En este sentido, el informe elaborado por los principales productores internacionales de alimentos y agroindustrias, bajo los indicios del "Grupo de trabajo sobre agroindustrias de la Iniciativa de Mercados Sostenibles", justo antes del inicio de la COP27, fue un paso bienvenido en la dirección correcta. El informe destaca las oportunidades de ampliación que ofrecen los métodos de agricultura regenerativa. Y los múltiples beneficios que esto traerá, por ejemplo, en nuestras tierras almacenando más carbono y agua en el suelo[7].
Perspectivas para la COP28:
La próxima cumbre mundial sobre el clima en Dubai puede tener el potencial de crear un nuevo nivel de concienciación para abordar los retos climáticos. Los Emiratos Árabes Unidos, como país anfitrión, podrían dar un impulso importante en este sentido. Los Emiratos Árabes Unidos apuestan por una agricultura respetuosa con el clima, aspiran a convertirse en uno de los principales exportadores de hidrógeno y son pioneros en ayudar a los países en desarrollo a pasar a las energías renovables. En última instancia, sin embargo, el éxito en la protección del clima se medirá por los compromisos reales de los participantes para reducir las emisiones - y para ello, todos los participantes en la COP28 tendrán que fijar un rumbo claro.