¿Por qué las inversiones sostenibles son menos arriesgadas?

A lo largo de este último año, la inversión con criterios ESG ha dejado de ser una moda para convertirse en un cambio estructural que ha llegado para quedarse. El siglo XXI nos ha trasladado a un mundo más ecológico, más humano, más sostenible y más limpio, que no solo se ha hecho presente en la sociedad. La regulación y el compromiso de la industria financiera con los criterios ESG, están impulsando esta concienciación por las inversiones socialmente responsables. Actualmente, los gestores de fondos estamos trabajando de forma unánime por fomentar los principios sostenibles en todas nuestras propuestas de inversión.

Si nos fijamos en los 17 objetivos de desarrollo sostenible que surgieron dentro del Acuerdo de París de 2015, vemos que son varios los que están directamente relacionados con la sostenibilidad del planeta en el que vivimos: Agua Limpia y Saneamiento (ODS 6), Energía Asequible y no contaminante (ODS 7), Vida submarina (ODS 14), Vida de ecosistemas terrestres (ODS 15) y Acción por el clima (ODS 13). Es cierto que algunos puntos necesitan mayor prioridad frente al resto, por la urgencia que conllevan, estos son el cambio climático o el calentamiento global, ya que en las últimas décadas se están registrando las temperaturas más altas desde que existen datos. Naciones Unidas ya ha anunciado que el cambio climático no se va a estancar a pesar de que las emisiones de CO2 a nivel mundial se hayan reducido un 6%* durante 2020 debido a la menor actividad provocada por la COVID-19.

Ante esta coyuntura global, es imprescindible que los inversores centren su atención en aquellos fondos que de una forma directa o indirecta puedan contribuir a la contención del calentamiento global, y de algún modo ayuden a mitigar los niveles de gas invernadero. Además, vemos como los inversores institucionales cada vez demandan un mayor compromiso con el planeta por parte de las empresas en las que invierten. Por nuestra parte, como gestora de activos nos sentimos obligados a contar con inversiones rentables, pero que a su vez sean sostenibles para el planeta. El incremento de la conciencia social por el cambio climático significa que las finanzas individuales de cada persona tendrán una connotación “verde” en sus inversiones.

Los vehículos de inversión enfocados a criterios ESG promueven ideas de inversión con una estrategia positiva respecto a los aspectos medioambientales, buen gobierno corporativo y social en el funcionamiento de su actividad. Resulta fundamental que las compañías sean transparentes para que los departamentos de análisis ESG puedan puntuar el nivel que cada empresa cumple de cada uno de los criterios y comprobar que el desarrollo de su actividad no tiene ningún efecto negativo en la sociedad. Desde DWS se impulsa la inversión en empresas con modelos de negocio sostenibles a largo plazo, comprometidas, que aporten rentabilidad y que velen por la integridad de las próximas generaciones. Bajo esta premisa, cabe destacar que los estudios publicados indican que las inversiones con foco ESG disminuyen riesgos no financieros como pueden ser los reputacionales, es decir, ofrecen una elevada seguridad al inversor.^[1]

Las inversiones verdes pueden canalizarse a través de inversiones en bonos o también en acciones, por lo que dependiendo del perfil de riesgo hay suficientes opciones en el mercado. En DWS hemos lanzado un fondo de bonos verdes (DWS Invest Green Bonds) por un lado y por otro hemos lanzado un fondo concreto de renta variable global que invierte en compañías de Tecnología que puedan contribuir a reducir y a adaptarnos al cambio climático (DWS Invest Climate Tech). Actualmente, el 93% de los activos líquidos gestionados por DWS integran factores ESG en su proceso de inversión, un porcentaje muy alto dentro del sector.