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- Cuando la política ya no sorprende
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Para los observadores veteranos de la política española, los últimos quince días han sido apasionantes. Tras las inconclusas elecciones generales del 23 de julio, cada vez es mayor la impresión de que el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a desafiar las expectativas de su desaparición política. El PSOE ha logrado avances, frustrando las esperanzas de la derecha de obtener una mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados[1].
Aun así, el partido de Pedro Sánchez no consiguió el maracanazo[2], como se conoce entre sus partidarios a su famosa remontada de 1993[3]. Parece probable que se produzcan negociaciones durante meses, sobre todo con los nacionalistas catalanes y vascos, y no debería descartarse la posibilidad de convocar otras elecciones después del verano. Reunir una mayoría sostenible de centro-izquierda en el Congreso de los Diputados parece aún más difícil que en 2019[4] y, en cualquier caso, el principal partido de la oposición, el Partido Popular no solo quedó primero en el Congreso, sino que también recuperó el Senado, ganando así un mecanismo de retraso sobre cualquier reforma legislativa[5].
Rentabilidad de las bolsas del sur de Europa en perspectiva comparada desde 2009
Fuentes: DWS Investments GmbH, Bloomberg Finance L.P. a 26/7/23
Nada de esto generó una gran reacción del mercado en la bolsa de Madrid[6]. Durante la campaña, Alberto Núñez Feijóo, actual líder del PP, ya había disipado las esperanzas de que eliminaría, en lugar de revisar, el impuesto extraordinario sobre los bancos y las empresas energéticas[7].
En otras palabras, parece que no había mucho en juego, ni en un lado ni en otro, para los inversores en renta variable española. Esto, sin embargo, es en sí mismo un gran cambio con algunos mensajes importantes de aplicación más amplia. Nuestro Gráfico de la Semana, que analiza la evolución de los rendimientos bursátiles en España, Italia y Grecia en los últimos 15 años, pone de relieve estos aspectos. Como muestra, la política puede ser importante durante mucho tiempo, si las cosas van lo suficientemente mal. Grecia, en particular, ha demostrado ampliamente que no todas las sorpresas políticas desagradables son una oportunidad para comprar inmediatamente, como muestra nuestro gráfico.
Especialmente en el caso de países comparativamente pequeños, creemos que una forma de hacer frente a estos riesgos (como a otros) es diversificar, combinando potencialmente, por ejemplo, valores de toda Europa. Durante aproximadamente una década después de la crisis financiera mundial de 2008, los mercados bursátiles del sur de Europa[8] se embarcaron en un viaje tumultuoso, enfrentándose a retos sin precedentes, una volatilidad sustancial y un rendimiento significativamente inferior. Sin embargo, los últimos años sugieren que, tras sufrir lo suficiente, la paciencia puede acabar siendo recompensada. En las sociedades democráticas y abiertas que consiguen seguir siéndolo, la política puede llegar a dar menos miedo, incluso después de grandes sacudidas. Con el tiempo, las economías, los responsables políticos y los votantes tienden a aprender a sobrellevar la situación a base de prueba y error[9].
Para los inversores, detectar esos puntos de inflexión política, antes de que una visión más optimista se convierta en la nueva opinión generalizada sobre un país, podría ser una importante fuente de rentabilidad superior a medio plazo. A medida que la política ha pasado a un segundo plano, las acciones de los tres países han ido recuperando terreno. En nuestra opinión, ver las tendencias a medio plazo no es tan difícil. Por ejemplo, ya en 2019, escribimos que "la ciencia política sugiere que, con el actual sistema electoral español, acabaremos asistiendo al resurgimiento de dos grandes partidos, más una franja de partidos regionales"[10] Ese pensamiento nos ha servido bien durante los últimos años, no solo a la hora de predecir los resultados electorales.