Una solución para los sistemas alimentarios terrestres

Los sistemas alimentarios del mundo ya estaban en apuros, incluso antes de que la terrible guerra de Vladimir Putin provocase disrupciones en el suministro. Necesitamos liderazgo mundial. Para poder cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas (ONU), las prioridades de la conferencia de la ONU sobre biodiversidad (COP15) del próximo mes de diciembre deben alinearse con las de las cumbres del clima (COP). Y parece probable que así sea: este año, Egipto acoge la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP27), mientras que la COP28 tendrá lugar en Emiratos Árabes Unidos. Ambos países son grandes importadores de alimentos^[1].

Según la OCDE^[2], la brecha de financiación de los ODS estimada para los países en desarrollo alcanzó los 3,7 billones de dólares en 2020, una cifra que aumentó por el gasto adicional relacionado con la pandemia de COVID-19 y por la caída de la financiación externa privada. Los flujos para financiar los ODS pueden proceder de fuentes muy diversas, tanto públicas como privadas, internas o externas, entre las que se incluyen las ayudas oficiales al desarrollo y los vehículos de financiación privados o mixtos. Hay muchas empresas cotizadas que afirman estar alineadas con los ODS. Sin embargo, limitarse a filtrar estas empresas a la hora de dirigir las inversiones no logrará cerrar la brecha de inversión a corto plazo, puesto que ya han invertido ese capital. Hacen falta medidas más efectivas, probablemente ligadas a nuevas formas de financiación, como los bonos verdes, lo que nos lleva a plantearnos en qué áreas deberían centrarse los inversores.

Financiación del desarrollo, clasificada con arreglo al ODS más relevante (en miles de mill. de USD)

*Los datos capturan a los 25 principales proveedores extranjeros de ayuda para el desarrollo

Fuentes: OCDE, DWS Investment GmbH a 11/2022.

Una forma de analizar la asignación de capital a los ODS y, en concreto, los flujos de inversión dirigidos específicamente a biodiversidad, es a través del monitor de financiación de los ODS de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Esta herramienta agrupa las ayudas bilaterales y multilaterales (en conjunto, la ayuda oficial al desarrollo), así como la financiación privada de entidades filantrópicas que informan a la OCDE. En lo que se refiere a la biodiversidad, las cifras más recientes son bastante deprimentes. Como puede verse en nuestro Gráfico de la Semana, los cuatro ODS relacionados directamente con la biodiversidad –vida submarina (ODS14), vida de ecosistemas terrestres (ODS15), agua limpia y saneamiento (ODS6) y acción por el clima (ODS13)– se cuentan entre los que menos flujos financieros reciben, con un total combinado de apenas el 13,5%. Vida submarina es el que presenta la financiación más deficiente. El último informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) muestra una imagen muy similar, ya que la inversión internacional en alimentación y agricultura ha caído un 35% con respecto a los niveles previos a la pandemia^[3]. Estos ejemplos subrayan la importancia de que el sector privado invierta grandes cantidades de recursos en complementar la ayuda oficial al desarrollo, dirigiéndolos a los ODS más relevantes para la biodiversidad en las regiones geográficas con las necesidades más acuciantes.

Creemos que centrar la agenda de los inversores en los bosques, los ecosistemas terrestres y la agricultura podría ayudar enormemente a mejorar los deficientes sistemas alimentarios del mundo. Este ambicioso objetivo debe abarcar la creación de áreas protegidas terrestres y submarinas, el fin de la deforestación, reducir el uso de pesticidas, evitar el despilfarro de agua y alimentos, adoptar prácticas agrícolas sostenibles, que las empresas se comprometan a adoptar objetivos de sostenibilidad basados en datos científicos y la creación de una taxonomía de los sistemas de la Tierra. También creemos que el activismo de los inversores con las empresas y los dirigentes políticos resultarán cruciales para lograr estos objetivos.