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Hoy en día, es raro que una empresa de servicios públicos anuncie sus resultados sin mencionar los centros de datos. Tanto en EE. UU. como en Europa, estas compañías consideran que los centros de datos son una gran oportunidad de crecimiento para el consumo de electricidad. Al mismo tiempo, los operadores de redes eléctricas están preocupados por la necesidad de modernizar y expandir las infraestructuras eléctricas para adaptarlas al siglo XXI.
No es para menos. El almacenamiento, procesamiento y recuperación de datos requieren una gran cantidad de energía. Estas actividades son fundamentales para la computación en la nube, la inteligencia artificial y otros servicios digitales, como la secuenciación de genomas, las aplicaciones bioinformáticas, los ecosistemas de criptomonedas y la computación cuántica. Se estima que la demanda de electricidad para la inteligencia artificial podría multiplicarse por diez para 2026, en comparación con 2023.
Nuestro Gráfico de la Semana ilustra cómo se espera que aumente el consumo de electricidad en EE. UU., China y la Unión Europea. Aunque las estimaciones varían según la fuente y la metodología, ofrecen una idea de lo que las empresas de servicios públicos están anticipando. Según las últimas previsiones de la Agencia Internacional de la Energía, el consumo de electricidad de los centros de datos destinados a la inteligencia artificial y al sector de las criptomonedas podría duplicarse, superando los 1,000 TWh para 2026.
El consumo de electricidad en los centros de datos está creciendo rápidamente, aunque con notables variaciones entre los países de UE.
Fuentes: Agencia Internacional de Energía, DWS Investment GmbH; datos a 30/07/2024
En la Unión Europea, se calcula que el consumo de electricidad de los centros de datos fue de algo menos de 100 TWh en 2022, lo que representa casi el 4% de la demanda total de electricidad de la región, y se espera que llegue a casi 150 TWh para 2026. Un aspecto interesante es la gran variación entre los diferentes países de la UE, como se puede ver en el gráfico. Por ejemplo, Irlanda y Dinamarca ya tienen una proporción mucho mayor de electricidad dedicada a los centros de datos en comparación con países como Alemania, y se anticipa que esta brecha se amplíe.
Los países del norte de Europa han tenido hasta ahora una combinación ventajosa de políticas favorables a la digitalización, abundante energía renovable barata y un clima frío, que ayuda a reducir los costos de enfriamiento de los centros de datos. Con el aumento de la producción de energía eólica marina, estas ventajas han facilitado la creación de hubs tecnológicos. Aunque la demanda de servicios digitales está creciendo rápidamente, las mejoras en la eficiencia energética de los centros de datos y las redes de transmisión de datos han ayudado a contener la necesidad de un aumento significativo en la capacidad eléctrica. Además, países como Suecia y Estonia han desarrollado sistemas de gestión digital que optimizan la generación y el consumo de electricidad en tiempo real, lo que es crucial para aprovechar al máximo las fuentes de energía renovable.
¿Podrán otros países, especialmente en el sur de Europa, alcanzar este nivel? Posiblemente, especialmente con la caída rápida de los costos de la energía solar. España, por ejemplo, tiene un gran potencial, no solo por su abundante sol, sino también por disponer de mucho espacio asequible para construir centros de datos en zonas menos pobladas. Sin embargo, para aprovechar este potencial, necesitará desarrollar una infraestructura no solo física, sino también técnica, legal y comercial, lo cual puede ser un desafío en un país con un panorama político complejo. De cualquier manera, las energías renovables están cambiando la geografía económica de Europa, más allá de las antiguas regiones industriales. Es un momento para que los inversores estén atentos.