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- Cuatro aspectos que los inversores deben tener en cuenta cuando revisen su cartera
- En el segundo trimestre de 2020, la tasa de ahorro de los hogares españoles llegó al 31,1% de su renta disponible, según el INE.
- Para invertir el dinero de forma más rentable, es necesario dejar atrás la escasa rentabilidad que tienen los ahorros y atreverse a entrar en el terreno de los activos de mayor riesgo.
- Bajo este escenario, temáticas como la sostenibilidad y la digitalización ayudarán a dar forma a la economía de los próximos años y, por ello, formarán parte de cualquier estrategia de inversión.
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Muchos inversores aprovechan el comienzo de un nuevo año para realizar una revisión de su cartera con el objetivo de ver si su estrategia de inversión todavía les beneficia o si, por el contrario, es necesario hacer algún tipo de ajuste. Con independencia de si se está empezando a ser consciente de la gestión de las finanzas o de si ya se lleva un tiempo invirtiendo de manera planificada, es necesario prestar atención a cuatro puntos clave.
1. Romper la hucha
Durante la pandemia, el cierre de las ventas del sector público y de la restauración, la cancelación de eventos culturales y la incertidumbre económica generalizada han llevado a los alemanes a ahorrar más dinero en 2020. De esta forma, la German Banking Association espera que la tasa de ahorro de ese año sea del 17%; una cifra significativamente más alta que los anteriores máximos registrados, que fueron de 12,9% en torno a 1991 y 1992.
Al mismo tiempo, el número de bancos que trasladan el interés negativo que pagan actualmente en sus depósitos en el Banco Central Europeo a sus clientes a través de intereses de penalización está aumentando. La web comparadora Verivox ha analizado las prácticas en 800 bancos y cajas de ahorro y ha llegado a la conclusión de que 197 ya están cargando tasas de interés negativas a las cuentas de sus clientes. Del mismo modo, solo 24 instituciones introdujeron un nuevo tipo de interés negativo o endurecieron las normas existentes a principios de año.
Los españoles disparan su ahorro en el segundo trimestre de 2020
Es necesario señalar que, en ocasiones, las tasas de penalización solo tienen efecto para depósitos más elevados. No obstante, incluso sin ellos, la inflación consumiría los depósitos en la mayoría de las cuentas corrientes, a la par que las cuentas de ahorro a corto plazo están pagando una tasa de interés muy baja. Aquellos inversores que no compensen la inflación podrían perder dinero y, por ello, se recomienda que busquen vehículos de inversión más rentables, como los fondos de renta fija y renta variable, -en el caso de que tengan capital disponible para invertir que no necesiten en el corto o medio plazo-.
2. Buscar mejores oportunidades de rentabilidad
Una vez se haya decidido dejar de situar los fondos en una cuenta de ahorro, hay tres aspectos que han de considerarse antes de invertir: el tamaño de los activos disponibles, el perfil de riesgo y la rentabilidad esperada. Después de revisar los activos, es posible saber qué cantidad se está dispuesto a separar, por lo que la cuestion estaría en resolver la cuestión de la rentabilidad y la del riesgo. Estas dos variables son decisivas de cara a cualquier inversión y, al mismo tiempo, son mutuamente dependientes: como norma, invertir en activos de mayor riesgo -como las acciones- implica mayores probabilidades de obtener rentabilidad, mientras que, por su parte, las inversiones de menor riesgo van acompañadas, por lo general, de menores perspectivas de rentabilidad.
El problema al que se enfrentan ahora mismo muchos inversores es que las inversiones consideradas tradicionalmente como de “poco riesgo”, como los productos de ahorro a corto plazo o los bonos del gobierno de los países europeos, no tienen un yield positivo debido a la política de tipos bajos impulsada por el Banco Central Europeo. Por ello, y a la vista de este panorama, si los inversores quieren alcanzar rentabilidades por encima de la tasa de inflación no podrán evitar las clases de activos de mayor riesgo.
Por otra parte, estos principios no se dan solo en los fondos de renta variable. Así, los bonos corporativos con mayores intereses o los fondos del mercado inmobiliario también ofrecen oportunidades de rentabilidad atractivas, algunas de las cuales se situán significativamente por encima de la tasa de inflación y, por ello, previenen que los activos no se hundan en términos reales.
3. ¿Cómo de sostenible es una inversión?
Cada vez hay más inversores que consideran que un enfoque de la rentabilidad no es suficiente: quieren que su capital se invierta con un propósito y no que derive hacia proyectos éticamente cuestionables. En esta coyuntura, la sostenibilidad ya no es solo un nicho, sino que los productos basados en los criterios ESG, -que responden a “medio ambiente”, “sociedad” y “buen gobierno”-, se están volviendo cada vez más populares. Estos fondos invierten específicamente en empresas que respetan el clima, que tienen poco o ningún impacto en el medio ambiente (E), que impulsan buenos estándares sociales (S) y que fomentan los criterios de buena gobernanza corporativa (G).
En este escenario, los inversores que se acogen a una inversión con “buena conciencia” no tienen que aceptar una rentabilidad baja. Numerosos estudios muestran que, por lo general, las inversiones sostenibles no tienen un peor coportamiento que las inversiones convencionales sino que, por el contrario, a veces obtienen rentabilidades más altas.[1]
El motivo de que se dé esta situación responde a que las empresas que no operan bajo el marco de la sostenibilidad están expuestas a mayores riesgos a largo plazo; bien porque no juzgan debidamente las consecuencias del cambio climático o la contaminación ambiental, porque no perciben los cambios fundamentales, como la transición a las energías de producción limpia o la movilidad eléctrica, o porque no se adaptan a tiempo a las necesidades de los nuevos consumidores. De esta forma, no alinearse con los estándares sociales o no adecuarse a la gobernanza corporativa puede entrañar mayores riesgos.
Por lo tanto, cada vez más inversores se están dando cuenta de que seguir una gestión sostenible y barajar buenas rentabilidades potenciales no son ejes contradictorios, sino dos caras de una misma moneda. La tendencia hacia productos de inversión sostenible debería continuar y dar un impulso adicional a las acciones ESG.
No es complicado cambiar una cartera para hacerla más sostenible, pues ahora hay numerosos productos en el mercado que cuentan con alternativas ESG. Por ejemplo, DWS ya ha convertido muchos de sus fondos convencionales en fondos ESG u ofrece, paralelamente, variantes ESG junto con las versiones tradicionales.
4. Invertir en el futuro de forma selectiva
La digitalización sigue siendo uno de los temas dominantes del futuro, también dentro de los mercados financieros. Incluso antes de la crisis del coronavirus, un estudio de PwC situó las inversiones en nuevas tecnologías previstas por las empresas alemanas entre un 0,5% y un 1,2% de la facturación anual. En una encuesta del lobby digital Bitkom, de Alemania, ocho de cada diez empresas afirmaron que la crisis del coronavirus había acelerado su digitalización.
En este escenario, fondos como el DWS Invest Smart Industrial Technologies convierten esta tendencia en una oportunidad de inversión. “Seleccionamos empresas cuyas tecnologías impulsan las redes humanas y las máquinas tanto de forma virtual como en el mundo real en todas las industrias”, señala el gestor del fondo Marcus Poppe a la hora de explicar la estrategia de inversión. Su fondo invierte de forma específica en empresas que desarrollan tecnologías para la automatización industrial, la venta al por menor en línea y la conducción autónoma.
Como consecuencia de la crisis del coronavirus, las inversiones en digitalización se han vuelto más importantes para muchas empresas.
Otra posible fuente de beneficio dentro de la digitalización la encuentran aquellas empresas que quieren expandir sus infraestructuras digitales. Esto incluye, por ejemplo, constructores y operadores de redes inalámbricas, servicios en la nube o conexiones de fibra óptica. El fondo DWS Invest ESG Next Generation Infrastructure, por ejemplo, invierte de forma específica en una nueva generación de infraestructuras y en sus correspondientes acciones del mercado inmobiliario, combinando la fiabilidad de las infraestructuras clásicas con las perspectivas de crecimiento de la digitalización.
Sin embargo, antes de que los inversores decidan invertir en fondos enfocados en la digitalización, es importante que ponderen sus riesgos, como se haría con otras inversiones en renta variable. Si bien es cierto que es muy probable que la digitalización siga impulsando la economía en los próximos años, las pérdidas de valor de las acciones vinculadas al mercado, al sector y a las empresas no pueden descartarse por completo. Después de todo, la pandemia del coronavirus ha demostrado que las tendencias y las perspectivas de éxito de las inversiones pueden cambiar rápidamente. No obstante, si los riesgos se tienen en cuenta, no hay nada que se interponga en el nuevo comienzo de una cartera que, con suerte, podrá generar buenas rentabilidades durante todo el año.