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- Agua: invirtiendo en el “oro azul”
- El cambio climático y el crecimiento poblacional hacen que el agua sea un recurso cada vez más valioso y económicamente lucrativo.
- En este sentido, las acciones y los fondos vinculados al agua se ven como inversiones defensivas que ofrecen la posibilidad de obtener una rentabilidad estable a largo plazo.
- Así, la industria del agua se subdivide en plantas de servicio y tratamiento, a la par que en un amplio rango de empresas tecnológicas y proveedores de servicios dentro del campo de la gestión hídrica.
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Si se deja el grifo abierto mientras se realiza el aseo personal, se pueden desperdiciar hasta doce litros de un recurso muy valioso. El agua del grifo es limitada: se trata del mismo compuesto que llegó al planeta hace cinco mil millones de años, probablemente a través de asteriodes congelados. En este proceso, los dinosaurios bebieron esta misma agua, que se encuentra inserta en un proceso de reciclado constante en el ecosistema terrestre.
Sin embargo, el cambio climático y el crecimiento de la población están haciendo que este recurso sea cada vez más escaso y, por ello, cada vez más importante en el terreno económico. “Cuantas más urbanizaciones y fábricas construimos, y cuanto más se labre la tierra para la agricultura, mayor será la cantidad de agua industrial y potable que será necesario extraer, canalizar, bombear, embalsar y tratar” explica Nektarios Kessidis, gestor del fondo DWS Global Water, que proporciona una amplia cobertura de la industria hídrica. “Las empresas privadas procedentes de los sectores de las infraestruturas y los servicios, que pueden ser identificadas por los inversores, están asumiendo esta tarea”.
Dos tercios del planeta Tierra están cubiertos de agua, pero solo un 2,5% es agua limpia y potable para el consumo humano.
Las empresas de agua pueden ofrecer una rentabilidad estable
El futuro crecimiento del sector del agua es muy predecible, pues va en línea con la población mundial y con el impulso adicional generado por la mejora en las condiciones de vida.
En el año 1900, la humanidad consumía alrededor de 400 kilómetros cúbicos de agua potable al año, mientras que las cifras actuales indican que el consumo es de unos 4.600 kilómetros cúbicos. Se espera que para el año 2050 estos valores asciendan un tercio hasta alcanzar los 6.000 kilómetros cúbicos. Así, se prevé que tan solo la demanda del agua en la agricultura aumente un 60% para ese mismo año.[1]
En este contexto, ha quedado demostrado el potencial que tiene la gestión del agua en los mercados de valores. El índice S&P Global Water, que es uno de los índices bursátiles más importantes dentro del sector de este recurso y que incluye a las cincuenta empresas de agua más grandes y líquidas del mundo, fue calculado por primera vez hace 19 años. Desde entonces, este índice ha cuadruplicado su valor.
Las acciones de agua son defensivas y tienden a presentar un valor estable. “Muchas de estas empresas operan en mercados regulados donde los precios del agua los establece el Estado,” señala Kessidis. “El consumo del agua en las viviendas, en la agricultura y en las empresas industriales depende casi por completo de los ciclos económicos. Este tipo de inversiones presentan dividendos que, si bien no son excesivamente elevados, son estables. Por lo tanto, y al ofrecer a los inversores la oportunidad de tener una rentabilidad estable, las acciones de agua son adecuadas para invertir a largo plazo y diversificar los activos de mayor riesgo”. Es probable que, a medio plazo, los precios se vean apoyados por las continuas adquisiciones dentro del sector hídrico. De acuerdo con Kessidis, estos movimientos corporativos se han dado, en su mayoría, a pequeña escala.
La escasez de agua crea oportunidades para la inversión sostenible
Desde el punto de vista del inversor, existe una ventaja más en el sector del agua: muchas empresas alcanzan una inversión sostenible gracias a su modelo de negocio. Así, los inversores y los gestores de activos eligen, en muchas ocasiones, acciones orientadas a la ESG[2] - o a los ODS-[3] para lograr un impacto positivo en el planeta y ayudar a asegurar la supervivencia del ser humano a largo plazo.
Asimismo, es necesario recordar que, en muchos lugares del mundo, no es posible encontrar agua potable en grandes cantidades. De acuerdo con el Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo en 2019, en torno a dos tercios de la población mundial carece de recursos hídricos al menos durante un mes al año. Es probable que esta situación empeore, dado que los recursos de agua potable en los ecosistemas terrestres se corresponden tan solo a un 2,5% del volumen total del agua global.
Al mismo tiempo, y si bien en regiones como América Latina, Asia y África ya habían surgido problemas de abastecimiento, ahora, el cambio climático está causando escasez de agua, sequías y pérdidas en las cosechas en Europa y en Estados Unidos. De acuerdo con las Naciones Unidas (ONU), las inversiones tendrían que triplicarse hasta los 114.000 millones de dólares anuales durante la próxima década para que pudiera alcanzarse uno de los objetivos de la Agenda 2030 vinculados al agua: que todas las personas puedan disponer de servicios de agua corriente y potable, higiene y saneamiento.
Es probable que la importancia de las inversiones dentro del sector del agua vaya alineado con la demanda global de este recurso.
El mercado global del agua mueve unos 600.000 millones de dólares cada año, de los cuales una tercera parte se atribuye al sector servicios.
El agua es una industria diversificada
En este terreno, cabe preguntarse qué acciones y fondos pueden elegir los inversores para beneficiarse de la megatendencia de la gestión del agua. Actualmente, este mercado global mueve aproximadamente 600.000 millones de dólares anuales.[4] Las empresas que se insertan dentro de este mercado se dividen en dos subcategorías. En primer lugar, se encuentran las compañías tradicionales de servicios -en ocasiones empresas de agua privatizadas-, que ahora se han fusionado con otras de mayor tamaño. Se encargan de proveer este recurso a las viviendas y a las industrias en diferentes regiones e incluso en países, a la par que de gestionar la eliminación y el tratamiento de las aguas residuales. Esta subcategoría representa en torno a un 35% del sector.[4]
En segundo lugar, el resto del sector está formado por un amplio rango de suministradores y proveedores de servicios. Es el caso de empresas especializadas en la construcción y modernización de las infraestructuras urbanas a través de actividades que van desde la construcción de presas hasta la restauración de sistemas de tuberías. Al mismo tiempo, se incluyen empresas que producen plantas de desalinización, sistemas de filtración y robots para la irrigación, además de todos aquellos elementos que se requieren para tratar el agua y transportarla al punto donde se necesite. Del mismo modo, el sector incluye cada vez más suministradores de análisis hídricos y de sistemas de monitarización, dado que las actividades como la agricultura intensiva o el aumento de los desperdicios están contaminando los recursos hídricos.
Toda la cadena de valor ofrece oportunidades de rentabilidad
“Las empresas que cubren toda la cadena de valor en torno a la temática del agua parecen particularmente prometedoras. Es el caso, por ejemplo, de aquellas que suministran recursos hídricos, pero que también producen agua potable a través de los procesos de desalinización”, afirma Kessidis. En este sentido, las empresas que tienen tecnologías que permiten un uso eficiente del agua –como aquellas cuyas soluciones permiten a los agricultores irrigar los campos– también tendrán oportunidades de crecimiento.
“Como sucede con otras temáticas de inversión, los inversores deberán ser pacientes con las acciones de agua”, sostiene Kessidis. “Es posible que a las empresas particulares les lleve un tiempo generar beneficios sostenibles que se traduzcan en una rentabilidad para los inversores”. Así, si se quiere invertir en el “oro azul” como una adición defensiva a una cartera diversificada, se deberán repartir las inversiones tanto como sea posible. En otras palabras: es necesario tener en cuenta los diferentes mercados finales, los sectores y las regiones que existen en el marco del sector hídrico mundial.
Comportamiento a largo plazo
Un comportamiento pasado, [real o simulado], no es un indicativo de retornos futuros. Fuente: Bloomberg L.P., DWS International GmbH, a fecha de 30/09/2020.