30.06.2021 Video

ODS y economía azul, claves para orientar nuestras inversiones

Jaime Franco, sales specialist en DWS

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En primer lugar, actualmente resulta fundamental analizar las claves que marcan la gestión de activos ante un escenario como el que nos encontramos, que se ha visto acelerado por la pandemia y por los cambios en la legislación. Bajo esta coyuntura, la sostenibilidad se ha convertido en un factor fundamental dentro de las inversiones y, con ello, la economía azul y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), establecidos por la ONU para transformar el mundo a favor de las personas, el planeta y la paz. Por su parte, la “economía azul” promueve la explotación de los océanos con prácticas sostenibles.

La consecución de los 17 ODS para el año 2030, requiere acometer grandes inversiones (estimadas en 5-7 billones de dólares p.a.). La mayor parte de las mismas vendrán del sector privado. Especialmente en el sector de infraestructuras (energía, transporte, telecomunicaciones, agua y sanidad). Ocho de los 17 objetivos son invertibles y pueden ser clasificados en 4 categorías temáticas: “necesidades básicas”, “empoderamiento”, “cambio climático”, “capital natural” y “gobernanza”. En concreto, en DWS existe una estrategia de renta variable en ODS, basada en la siguiente fórmula: la suma de los ingresos contribuidores a ODS, los estándares mínimos ESG y el análisis fundamental, dará como resultado la suma del retorno financiero y de la contribución positiva.

Por otro lado, si se profundiza en la economía azul, se hace referencia a las actividades económicas que proporcionan beneficios sociales y económicos para las generaciones actuales y futuras; restaura, protege y mantiene ecosistemas marinos diversos, productivos y resilientes; y se basa en tecnologías limpias, energías renovables y flujos de materiales circulares. En concreto, el valor de los activos oceánicos mundiales es actualmente de 24,2 billones de dólares y generan al menos 2,5 billones de dólares al año en términos de valor económico, lo que la convierte en la octava economía del mundo en términos de país, y se espera que se expanda al doble del ritmo de la economía general para 2030.

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