31.03.2021 Renta Variable

Tecnologías del futuro: los más afectados por la crisis del coronavirus recuperan terreno. Parte 2

Las empresas industriales tradicionales no tuvieron mucha demanda en 2020. Sin embargo, una reactivación económica y una mayor inversión en las tecnologías del futuro podría dar la vuelta a las tornas durante este año.

  • La economía tiene aún mucho terreno que recuperar en áreas como la energía, la eficiencia, la automatización y las aplicaciones industriales inteligentes.
  • En este contexto, las empresas industriales de estos sectores, a las que el mercado de valores no tuvo en cuenta al principio de la COVID-19, podrían beneficiarse de un impulso tecnológico en la economía.
  • Así, un crecimiento sólido de la economía durante los próximos años ayudará a impulsar aún más a los sectores industriales cíclicos.
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Pensar en el año 2030 pasa por imaginar una cuarta revolución industrial en pleno apogeo, en la que los sistemas de red inteligente y los procesos de manufacturación se han extendido por el mundo y transformado la producción. Asimismo, la computación en la nube, los análisis, la robótica y el Internet de las cosas permitirían que las máquinas pudieran reaccionar más rápido y de forma más flexible según las necesidades del momento. De esta forma, el incremento de la mecanización supondría la desaparición de las viejas industrias y el desarrollo de nuevos modelos de negocio.

Conexión en red de las personas y las máquinas

El conocido término Industria 4.0 describe una visión en la que las personas, las máquinas y los procesos de producción están más interconectados. En este contexto, la pandemia de la COVID-19 ha acelerado este desarrollo al hacer que muchas empresas hayan tenido que adaptar sus modelos de negocio a las nuevas circunstancias. Asimismo, el sector industrial también es parte de la solución a la hora de hacer que el estilo de vida contemporáneo sea más respetuoso con el medio ambiente.

Las tecnologías inteligentes hacen una contribución vital a la hora de recudir la contaminación ambiental.

 “Si queremos lograr este objetivo debemos adoptar las energías renovables y tecnologías de construcción eficiente”, afirma Marcus Poppe, gestor del fondo DWS Smart Industrial Technologies. Su fondo está especializado en empresas que operan en sectores industriales en crecimiento. Así, y además de la automatización, la digitalización y la eficiencia energética, se incluyen el comercio electrónico y las infraestructuras. “Nuestro foco está fijo en empresas que presentan modelos de negocio prometedores que les permiten alcanzar tanto un crecimiento cíclico como uno estructural”, sostiene Poppe.

Las empresas industriales buscan recuperar terreno

Durante el año 2020, y como consecuencia de la crisis del coronavirus, muchos valores cíclicos quedaron al margen de los mercados de valores. Esta tendencia solo cambió a finales de año, cuando el éxito de la vacuna hizo que se recuperasen las esperanzas de cara al final de la pandemia.  “Hay posibilidades de que esta carrera por recuperar el terreno perdido continúe en un futuro cercano”, señala Poppe. Esto se debe a que la coyuntura general parece más favorable para las empresas industriales cíclicas de lo que lo ha sido en mucho tiempo.

Un motivo por el que se da esta situación es que es probable que la economía vuelva a la senda de crecimiento después de la fuerte caída que ha experimentado. Paralelamente, los tipos de interés son bajos y Estados Unidos y la Unión Europea han lanzado programas fiscales por valor de miles de millones de dólares. “La inversión corporativa fue precavida en la década de 2010 y por eso a día de hoy hay una necesidad real de que se ponga al día”, afirma Poppe.

De esta forma, un auge en la inversión y un aumento de las tecnologías digitales podrían cimentar el camino hacia una nueva era de progreso. Algunas áreas a tener en cuenta son el crecimiento de la automatización a través de la robótica, la interacción entre las personas y las máquinas y la evaluación en tiempo real de los mercados y los datos de producción. Del mismo modo, los llamados “green deals” o acuerdos verdes, diseñados para reorientar la economía en una dirección más sostenible, suponen un impulso adicional para esta transformación.

“Las medidas para mejorar la eficiencia energética en el sector de la construcción, que emite una gran proporción de los gases de efecto invernadero, tienen un gran potencial”, explica Poppe. Y, dado que los ingresos recurrentes por mantenimiento y reposición representan más de la mitad de este negocio, una inversión en esta área tiende a tener un efecto estabilizador en el comportamiento del fondo. 

Los programas fiscales de miles de millones de dólares lanzados por Estados Unidos y la Unión Europea para hacer frente a las consecuencias de la pandemia darán un impulso a la economía.

Obstáculos en el sector del transporte

Las carreteras y los raíles, la aviación y las infraestructuras marítimas también tienen luz verde, pues la pandemia del coronavirus ha impulsado el comercio a través de Internet. “La gente está sentada en casa y, al mismo tiempo, comprando a nivel global”, indica Poppe. Este hecho ha elevado claramente la demanda de transporte por contenedores desde China y, como resultado, también ha elevado las tarifas de transporte. 

Ante este escenario, Poppe no comparte el miedo a que la globalización haya dejado atrás su culmen y esté desapareciendo: “Las ventajas de la división mundial del trabajo siguen siendo las mismas”, señala.

Ahora mismo, Poppe está satisfecho con la orientación más cíclica que está adoptando el fondo Smart Industrial Technologies: “Si el crecimiento económico es fuerte durante los próximos años, -un comportamiento que puede esperar a la vista del contexto general-, el sector industrial podría alcanzar unas tasas de crecimiento decentes”, concluye, lo que supone que los perdedores de ayer podrían convertirse, en última instancia, en los ganadores del mañana.

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